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Antitusígenos

 

La tos es un reflejo del organismo que consiste en la contracción muscular del diafragma con el fin de mantener las vías aéreas respiratorias libres de materiales extraños, mucosidades o de otras causas de irritación. En ocasiones la tos es productiva, es decir, es útil porque ayuda a expulsar secreciones o cuerpos extraños.

Cuando la tos sólo responde a estímulos irritativos, se dice que es improductiva. Entre las causas más frecuentes de tos se encuentra el resfriado, ya que al haber un exceso de mucosidad nasal los mocos bajan a la faringe dando lugar al reflejo de la tos para aclarar la zona.

 

En el tratamiento de la tos se utilizan diversos medicamentos, que se eligen en función del tipo de tos y de las causas. Existen cuatro grandes grupos: los antitusígenos directos, los expectorantes, los mucolíticos y los descongentionantes.

 

Aunque la presentación más habitual es en jarabe, también se encuentran en comprimidos y sobres, entre otros. Muchos de estos medicamentos no precisan de receta, por lo que los puede adquirir en farmacia, siempre asesorado por el farmacéutico.

Entre los citados medicamentos que utilizamos en el tratamiento de la tos encontramos en primer lugar los antitusivos. Estos fármacos actúan sobre el centro regulador de la tos, directamente en el cerebro. Los expectorantes nos ayudan a eliminar la mucosidad excesiva por medio de la tos, mientras que los conocidos como mucolíticos hacen menos espesas la mucosidad, facilitando así su eliminación. Por último, los descongestionantes suprimen la producción de mucosidad.

 

Junto a estos medicamentos existen otros productos para reducir la irritación faríngea que no precisan de receta, y que normalmente se presentan en pastillas para chupar. Estos medicamentos llevan en su composición algún antiséptico, suavizante y a veces mentol. Este tipo de productos están formulados para dejar disolver lentamente en la boca y se deben usar siguiendo la posología indicada ya que incrementar la cantidad no ayudará a mejorar la afección y, por el contrario, puede dar lugar a efectos indeseados.

 

Debe recordar también que junto al tratamiento farmacológico es bueno proporcionar la humedad necesaria al tracto respiratorio, para ayudar a diluir las mucosidades. Para ello se recomienda beber líquidos en cantidad abundante y mantener el ambiente húmedo. Por último es importante señalar que si la tos va acompañada de fiebre, o si no remite transcurridos varios días de tratamiento deberemos acudir al médico.

 

No lo olvide: Pregunte siempre a su farmacéutico. Él le informará sobre estas y otras cuestiones sobre la salud y los medicamentos

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