Alimentación en el embarazo
El embarazo es una de las etapas de la vida en que más se debe cuidar la dieta, ya que es el único medio de suministrar todas las sustancias nutritivas que necesitan la madre y el hijo. Una dieta cuantitativamente insuficiente produce una desnutrición en la madre, y más raramente en el niño, ya que si la alimentación materna es insuficiente el niño obtiene las sustancias nutritivas que necesita de los propios tejidos de la madre. Pero además una dieta escasa aumenta el número de abortos y de partos prematuros, y está demostrado que es una causa importante del bajo peso de los recién nacidos, además se ha sugerido también que puede provocar anomalías congénitas en el feto y retrasar su desarrollo mental.
Por el contrario una dieta cuantitativamente excesiva puede ocasionar trastornos digestivos en la embarazada y producir o favorecer algunas complicaciones del embarazo y el parto. Una dieta cualitativamente inadecuada pude ocasionar carencias de las distintas sustancias nutritivas, como por ejemplo la anemia de la embarazada, debida casi siempre a déficit de hierro o, más raramente de ácido fólico.
El embarazo supone una aumento de las necesidades de calorías de la mujer que han de ser suficientes para permitir el crecimiento del niño, de la placenta y los tejidos maternos, sin olvidar el aumento del gasto motivado por los movimientos de la madre en estado avanzado de gestación. El suplemento proteico será aportado por cantidades adicionales de leche, carne, pollo, pescado y huevos. Además se recomienda un aporte suplementario de hierro a las mujeres con antecedentes de anemia o de frecuentes embarazos. Las grasas deben proporcionar alrededor de un tercio del valor calórico de la dieta, y los hidratos de carbono la mitad. Es aconsejable utilizar en los menús sólo alimentos naturales, preparados del a forma más sencilla, crudos y asados o cocidos mejor que fritos.
Además, las embarazadas no deben abusar de las especias ni de las bebidas estimulantes como el café y el té, ni por supuesto de las alcohólicas. La sal no debe restringirse en las mujeres sanas, aunque es conveniente no utilizarla en exceso. Durante los primeros meses es frecuente la presencia de vómitos que dificultan la asimilación de los alimentos ingeridos, para evitar este problema hay ciertas normas. Así, es conveniente no mantenerse en ayunas después de levantarse en caso de vómitos y no tomar mucho líquido en las comidas. Sin embargo, si es preciso que se tome como mínimo un litro y medio de líquido al día que ingerirá fuera de las comidas principales. Durante el primer trimestre debe tomar debe tomar diariamente un litro de leche. También es aconsejable el hígado como fuente de hierro y vitaminas de complejo B.
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